ANU-AR | Asociación para las Naciones Unidas de la República Argentina
FacebookTwitterYoutubeInstagram
ANU-AR es miembro de WFUNA
ANU-AR es miembro de WFUNA
ANU-AR | La peculiaridad de la relación de China con América Latina

La peculiaridad de la relación de China con América Latina

Por el Dr. Jorge E. Malena
Doctor en Ciencias Políticas por la UCA, Magíster en Relaciones Internacionales de Asia Oriental por la Universidad de Londres, y Licenciado en Ciencias Políticas por la UCA. Ver perfil completo »
La crisis económica con centro en el Norte industrializado llevó a que América Latina profundice aún más su vinculación con una China ávida de recursos. China ya es el principal socio comercial de Brasil y Chile, el segundo de Argentina y Colombia, y se ha convertido en el tercero de México. Los bancos chinos prestaron unos 50 mil millones de dólares a América Latina entre los años 2009 y 2012, cifra que superó lo otorgado a la región en similar perí¬odo por los EE.UU., el BID y el BM. En materia de inversión, China busca acceder a la tierra donde se encuentran el petróleo, los metales y los granos que demandan su industria y población, a la vez que procura ganar licitaciones públicas para sus corporaciones estatales. Como afirmó Juan J. Llach, “los paí¬ses emergentes en su conjunto aportarán el 82% del aumento de la demanda mundial de alimentos”, a lo cual puede agregarse que China será uno de los protagonistas de esta dinámica.

La demanda china no tiene un límite visible, y se encuentra en aumento debido a cuestiones estructurales como el crecimiento de la población y la incorporación de sectores rurales a la población urbana (lo cual trae aparejado su ingreso al mercado del consumo), y a causas coyunturales como una sequía sin precedentes. Ante ello, se produce una natural complementariedad de las economías latinoamericanas con la economía China (no sólo nosotros necesitamos la inversión, el crédito y el know-how chinos, sino por sobre todo la República Popular requiere importar nuestros insumos y materias primas). Como uno de los intereses nacionales de China es mantener la estabilidad interna, del cual sus pilares son brindar trabajo y alimento a su población, puede entenderse que Beijing defina su relación con países de América Latina como Brasil, Argentina y Venezuela como “estratégica”.

En el caso específico del nivel de inversión china, la misma avanza a paso firme, alentada por las precisiones del “Libro Blanco de las Relaciones con América Latina”, que la cancillería china publicó en noviembre del año 2008. En este documento, se recomendó a todas las empresas chinas una mayor inserción en América Latina. Como ejemplo, tomemos lo acontecido en el Mercosur, con la inversión china para adquirir por US$ 7 mil millones acciones de Repsol-YPF/Brasil, a lo que se le sumó la compra del 50% del paquete accionario de Bridas-Argentina por US$ 3 mil millones.

También despiertan expectativas las inversiones chinas en obras de infraestructura. Entre ellas, se destacan la modernización de puertos sobre el Océano Atlántico -como Timbúes- y proyectos ferroviarios destinados a unir la Argentina con la costa del Pacífico –como el Belgrano Cargas, que llega al puerto chileno de Iquique-. Ambas obras de infraestructura están vinculadas con la salida de la producción sojera, con rumbo a China.

Esta relación “estratégica” no sólo se construye a partir de la complementariedad económica, sino también de las existentes consultas y mutuo apoyo en política internacional, intercambio educativo y cultural, y cooperación tanto científico-técnica como en materia de defensa.

Sin embargo, la experiencia histórica nos muestra que la complementariedad económica puede generar dependencia estructural. La “asociación estratégica” conformada entre China y la Argentina en 2004 (ratificada en 2012), presenta peculiaridades que remiten a la vinculación primario-exportadora, (e importadora de capital y bienes industriales), que históricamente caracterizó las relaciones económicas de América Latina con Gran Bretaña a partir de fines del siglo XIX.

El reforzamiento de la especialización en la producción de bienes primarios o de manufacturas basadas en recursos naturales, fue reconocido por la CEPAL, que en un informe de 2010 destacó la reposición de los patrones tradicionales del comercio entre el Centro y la Periferia: “la naturaleza de las corrientes comerciales entre la región y China es casi exclusivamente interindustrial, vale decir, China nos vende bienes manufacturados y América Latina y el Caribe le venden principalmente materias primas. Ello dificulta mayor densidad del comercio, deja menos espacio para inversiones conjuntas y limita una inserción más eficaz de los países de la región en las cadenas productivas de Asia-Pacífico…”.

El director de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, Osvaldo Rosales, reconoció que el lazo entre China y América latina no se diferencia del “modelo agroexportador” que se impuso hace más de cien años: “China tiende a convertirse en el segundo socio comercial de América Latina en los próximos cinco años… La buena noticia es que nos estamos conectando de manera cada vez más intensa con el motor de la economía mundial del siglo XXI. La mala es que lo estamos haciendo con un modelo exportador similar al del siglo XIX”.

La paradoja de este proceso de profundización del lazo con China, es que el mismo tiene lugar con gobiernos latinoamericanos que se posicionan como defensores del interés nacional e impulsores de reformas estructurales. Incluso, muchos de estos gobiernos reconocen que la asociación estratégica con China es una herramienta de “liberación” de la influencia de Washington en el subcontinente.

De cara a futuro, el análisis de la “asociación estratégica” con China debería considerar tanto los aspectos positivos como negativos de esta creciente vinculación, que aparenta ser central en el futuro. A la luz de estos interrogantes, el curso que ofrece ANU-AR aspira a contribuir con el esclarecimiento de esta cuestión y el debate en la materia.
Perfil profesional

Jorge Eduardo Malena
es Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Católica Argentina, Magíster en Relaciones Internacionales de Asia Oriental (con Especialización en Política Exterior China) por la Universidad de Londres, y Licenciado en Ciencias Políticas (con Especialización en Relaciones Internacionales) por la Universidad Católica Argentina.

Miembro de Número de la Academia Argentina de Estudios de Asia y África, Coordinador del Comité de Asuntos Asiáticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), y Coordinador Académico de la Cámara de Comercio Argentino-China. Cumple desempeños académicos en diversas universidades y entre sus más recientes publicaciones se destacan el libro China, la construcción de “un país grande” (Editorial Céfiro, agosto de 2010 y el capitulo “China and Argentina: Beyond the Quest for Natural Resources” en el libro de J. L. León Manríquez y A. Hearn (eds.) China Engages Latin America: Tracing the Trajectory (Ed. Lynne Rienner, julio de 2011).