Congreso de Viena

El Congreso de Viena de 1814 se llevó a cabo a partir de la caída del Imperio de Napoleón y el objetivo que tuvo fue, entre otras cosas, decidir qué hacer con los territorios que habían sido conquistados. El Congreso es una comisión innovadora dentro de los Modelos de Naciones Unidas, en donde los Delegados tuvieron que simular ser aristócratas de la época, pudiendo torcer un poco la historia, pero siempre y cuando ese cambio fuese verosímil.

Marco Borruso, Modeador del Congreso de Viena, detalló que a lo largo de las tres jornadas se debatió principalmente sobre la administración de Francia y se buscó que el liberalismo francés y la ilustración de la revolución quedasen aplacados. Este órgano reunió Delegaciones muy conservadoras y defensoras de la monarquía, tales como Rusia, Prusia y Austria que -con sus pretensiones- pudieron llevar a cabo negociaciones sobre la división del territorio de Francia. También estuvieron presentes Gran Bretaña, los Países Bajos y España, que hicieron sus aportes. Puntualmente, Países Bajos y España exigieron el resarcimiento a Francia por las invasiones napoleónicas y Gran Bretaña buscó asegurarse el comercio inglés mediante acuerdos con los otros países. Esto evidencia el gran conocimiento por parte de los Delegados, en torno a la política exterior de los países que representaban, ya que respetaron en gran medida los hechos históricos.

El nivel de las discusiones fue alto. Las negociaciones resultaron la parte más interesante de los debates, donde pudo verse la buena preparación de los participantes. Se logró seguir la línea planteada por la historia, pero también aportar algunas variantes menores surgidas de la creatividad de los participantes, siempre manteniendo la coherencia política de sus representaciones.

Los participantes supieron adaptarse a una dinámica flexible y aprovechar los recursos a disposición, tales como una pizarra donde volcaron notas y dibujaron un mapa de Francia para explicar en profundidad la repartición que se negociaba.

Supieron, además, manejarse con soltura y responsabilidad, lo que hizo sencilla la tarea del Moderador, quien brindó la posibilidad de que trabajaran bajo una dinámica de cuasi auto-regulación.

Texto: María Belén Zago, Juan Ignacio Mileo y Abril Trobo.

Reconocimientos en el Congreso de Viena